FORJANDO MI DESTINO

  • Supe en algun momento de las iconicas carreras de motos en en cerro de “la Coronilla”, pero ni por casualidad estuve cerca de todo ello.

Solo me percaté tiempo después, de los humeantes, desconocidos los unos de los otros, dejando anonimas estelas del compuesto residual de su mezcla, habían sido jovenes impetuosos en algun momento de su historia, los primeros integrantes de las hordas de jinetes aglutinados por ajenos intereses…. tal vez, diversos motivos de extrema rebeldia, que les ofrecía el elixir de la adrenalina y placeres intangibles pero eficaces al instante de cortar el viento con sus maquinas sin mayor temor al viento ni a los insectos que se estrellaban en la luz de sus faroles….. el paso del tiempo disuelve hasta las pasiones mas profundas.

Fué hasta el año 2004 o 2005, que ví a unas pocas almas, que vagaban libres sobre el asfalto, sin haber tenido jamas la oportunidad de conocerlas, pienso que lo unico que desperto mi verdadero interés, fué una escondida sensación dentro de mi, que murmuraba algo parecido a un extraño rugido y el sonido sincronizado, sordo, compacto, de esa extraña pero seductora maquina, de formas amigables muy bien proporcionadas y de diseño clasico que no podias evitar disfrutar al verla.
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Mi historia

Era el 2003, yo tenía 22 años, una tarde hueveando en la casa de mi abuela pude ver el logo de Jawa en un tanque de gasolina destellando debajo de un montón de escombro. Durante muchos meses fui retirando los escombros con la paciencia de un paleontólogo desenterrando un fósil, poco a poco una vieja Jawa 250 iba tomando forma.
Con solo la experiencia previa de manejar bicicleta, fui construyendo en mi cabeza un plan loco para reacondicionar esa vieja moto que estaba enterrada por décadas bajo la tierra. Era de propiedad de mi tío, quien a su vez la había heredado de un suegro, pero por falta de tiempo cayo en el olvido en un rincón de la vieja casa esa.
Un chango estudiante y apenas ganando unos cuantos pesos, no tenía muchas posibilidades de comprar una moto en mejor estado, por lo que hable con mi tío quien con poca fe en mi proyecto me dijo que podía restaurarla y que luego hablaríamos del precio.
Era finales del 2004, la moto ya estaba parada, pero a pesar de mi mejor esfuerzo por lavarla, no tenía idea como encenderla o hacerla andar, tampoco podría porque no tenía ni batería y le faltaba un buen mantenimiento. La moto se veía suelta y muy poco enderezada. Consultando con amigos de mi trabajo, me indicaron que cerca había un taller que arreglaba ese tipo de motos viejas; se trataba del taller del pibe.

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